ASOCIACIÓN DECLARADA DE INTERÉS PÚBLICO, PARA LA REFLEXIÓN Y DESARROLLO DE LA CREATIVIDAD Y DE LAS ALTAS CAPACIDADES.
Altas Capacidades Arca

El arte, un laboratorio de aprendizajes.

“Todo el mundo quiere entender el arte. ¿Por qué no prueban a entender el canto de un pájaro? ¿Por qué amamos la noche, las flores, todo lo que nos rodea sin probar a entenderlo?” Pablo Ruiz Picasso.

 

¿Qué es el arte? ¿Lo que dicen los críticos y entendidos en la materia, o lo que considera cada persona en función de sus gustos? ¿Qué sensaciones me produce la contemplación de una obra de arte? ¿Nos puede ayudar el arte a ser más creativos? ¿Y más imaginativos? Y ¿Nos puede ayudar en nuestro aprendizaje social?

 

¿Qué hace que una obra despierte nuestro interés? El interés puede ir ligado a diferentes sensaciones experimentadas, desde las positivas, hasta las negativas. Por este motivo, se hace necesario trabajar con el arte como instrumento para abordar otros procesos.

 

Cuando nos ponemos delante de la obra ¿qué ponemos en marcha dentro de nuestro interior para intentar entenderla? No podemos llamar la atención solamente sobre lo visual, porque estaríamos siendo sectarios en este sentido. Debemos educar todos nuestros sentidos, incluso aquellos mecanismos personales que despiertan nuestra imaginación, nuestro juicio crítico, nuestro pensamiento. La obra de arte es una creación abierta, con significados múltiples y en continua discusión.

 

Discutir, debatir sobre la vida, partiendo del arte; éste, como medio de expresión que puede ser, nos ayuda a comunicarnos, a preguntarnos sobre lo que nos rodea, a percibir la realidad a través de otros caminos…

 

Teniendo presente el arte como mecanismo expresivo, se nos presenta como un recurso ideal para trabajar con niños y niñas. Además, podemos añadir, la imperiosa necesidad de educar a los más pequeños en la comprensión, juicio y creación de imaginarios.

 

La capacidad generadora de historias, de situaciones, de preguntas… la poseen los niños y, con el tiempo, si no es fomentada, si no es valorada correctamente como constructora de conocimiento dará como resultado, un adulto que se conforma con decir que no entiende el arte. Esta forma de aprender está ligada con el pensamiento divergente, que viene a ser aquella forma de pensar, reflexionar, que da cabida a juicios ilógicos o marginales, a interrogaciones “ciertamente curiosas”, para buscar soluciones diferentes… y, por extensión, el campo donde emerge la creatividad. En la creatividad todo es posible, no existe ni el bien hecho, ni el mal hecho. Sólo el ¡inténtalo! ¡Tú puedes!

 

El arte nos aporta la capacidad de experimentar, como si de un laboratorio se tratara. Nos brinda la posibilidad de dejar a un lado, por unos minutos, el pensamiento lógico, y divagar, construir desde la posibilidad, de jugar con los materiales y las ideas, de soltarnos la “melena”, de imaginar…

 

El “pensamiento mágico”[1] que posee un niño, y que no deberíamos perder nunca, es una herramienta complementaria para el desarrollo cognitivo. Consiste en imaginar que las ideas, las palabras o los deseos pueden tener efectos físicos directos sobre los objetos inanimados. Algo que se podría revitalizar en los sistemas educativo y social, si éstos pusieran más interés en el fomento de la educación artística, sensorial y emocional. Ese pensamiento mágico, muy presente en los más pequeños (creer que los muñecos pueden hablar o que nuestros jugotes emiten sonidos reales, por ejemplo) lo han perdido los mayores por la asunción de la realidad cotidiana en la que nos vemos inmersos ¿por qué cada vez más, en el mundo empresarial, se intentan aplicar procesos creativos para la resolución de problemas, en el trabajo en equipo, en la fortaleza de los profesionales? Porque se ha demostrado que hay muchas herramientas propias del pensamiento lateral y/o creativo que son buenas para generar procesos enriquecedores.

 

Libertad de creación, una pizca de locura, preguntas con multirespuestas, capacidad de sentir de muchas formas, negación de la perfección, diálogo abierto… estas y otras prerrogativas son las que se intentan establecer en el Laboratorio de arte e imaginación que llevamos a cabo con los niños y niñas de ARCA, Asociación para la Reflexión y Desarrollo de la Creatividad y las Altas Capacidades. No hablamos de ARTE con mayúsculas, desde perspectivas sólo técnicas y conceptuales. Nuestro laboratorio, se erige como un espacio de introducción al arte a los más pequeños, a través de la diferentes dinámicas y actividades prácticas (y algunas teóricas, claro está) que nos ayudan a comprender un poquito más las diferentes manifestaciones artísticas. Damos pinceladas para atraer a los niños, provocarles y sacar de ellos todo lo bueno que tienen.

 

Hablamos de educación artística, que es intentar que las personas, en este caso, el público infantil, experimente, dialogue, se comunique, se interrogue e interrogue a las imágenes de piezas artísticas (de todos los períodos históricos, sea de la manifestación creativa que sea) y sea capaz, tal vez, no dentro de cada sesión, pero si a posteriori, de construir conocimientos más amplios que le ayuden en su desarrollo personal y social. Además, nuestros niños con altas capacidades, creativos por naturaleza, tienen una llave dentro de sí, para abrir la puerta de un mundo lleno de posibilidades.

 

Como Howard Read[2], teórico fundamental de la educación artística, decía, el arte debería ser la base de la educación, ya que éste abarca no sólo la expresión plástica, sino también la verbal, no verbal e incluso, la corporal y musical. Para él, las imágenes son tan importantes como la palabra, en la construcción del pensamiento y, por ello, es absolutamente necesario “alfabetizar” artísticamente a los niños. A lo que yo sumaría, la “educación sensorial y emocional”. El arte posee una carga emotiva, sentimental, informativa, comunicativa que nos llega a través de todos los sentidos, y nos ayuda, poco a poco, a construir nuestra percepción y consideración del mundo que nos rodea.

 

Una de las finalidades de la educación, y nuestra como educadores, es ayudar al niño, a la persona, en el proceso de aprendizaje del mundo, desde todos los puntos de vista posibles. Algo que intentamos desarrollar en cada taller de nuestro Laboratorio.

 


[1] El pensamiento mágico aumenta la creatividad de los niños, es un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Lancaster (Reino Unido): http://www.tendecias21.net/El-pensamiento-magico-aumenta-la-creatividad-de-los-ninos_a5425.html?TOKEN_RETURN

 

[2] Read, H. (2003). Educación por el arte. Barcelona: Paidós.

 
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