ARES/MARTE
Dios de la guerra violenta
En la clase del sábado 11, estudiamos la figura de Ares, el dios por antonomasia de la guerra violenta. Sus atributos son, como no podía ser de otro modo, la espada, el casco, la lanza y el escudo. Ares viaja en un carro tirado por cuatro caballos mágicos, más veloces que cualquier caballo normal, y el animal que lo representa es el buitre.
Pero ¿por qué el buitre? Los buitres son animales carroñeros y comen carne de animales muertos. Cuando terminaba una batalla, el campo quedaba cubierto con los caídos y estos animales aprovechaban para bajar y darse un festín. Los antiguos griegos pensaban que, cuando los buitres hacían esto, en realidad lo que hacían era tomar las almas de los caídos y llevárselas, volando, al cielo. Esta creencia es muy habitual en los pueblos antiguos: en la Celtiberia también se exponían los cuerpos de los guerreros muertos a los buitres, por ejemplo y los vikingos, a falta de buitres en sus tierras, otorgaban la misma función a otro animal carroñero más habitual en su ecosistema: el cuervo. Es por esto que en muchas culturas (céltica, vikinga o japonesa, por ejemplo) este tipo de animales carroñeros son tenidos como mensajeros de los dioses.
Acompañando siempre en la batalla a Ares estaban una serie de personajes, presentes siempre en toda guerra:
- La discordia, Eris, causante necesaria de cualquier conflicto armado.
- Fobos (el miedo) y Deimos (el terror), los hijos de Ares que atacan a los soldados en el campo con sus fieras expresiones faciales y su violencia.
- La retribución divina (Nemesis/Invidia), es decir, la justicia que envían los dioses para castigar a quienes les han ofendido. Hay que tener en cuenta que muchas guerras en la Antigüedad estallaban por motivos religiosos, y de ahí la asociación de esta diosa a dichos conflictos.
- Enio/Belona, otra hija de Ares, fiera guerrera en el campo de batalla.
- Nike, la Victoria, evocada siempre por los contendientes en toda guerra. Al hilo de este personaje, descubrimos, además, que una famosa marca de ropa deportiva eligió el término que la definía para bautizar su empresa (¿qué mejor que el término “victoria” en la lengua que vio nacer a los juegos olímpicos para una marca de ropa deportiva?)…y que basaron su logo en una de las representaciones más famosas de la Niké: la Victoria de Samotracia, expuesta hoy en día en el parisino Museo del Louvre: una vez más, vemos que la mitología está presente en nuestra vida diaria sin que seamos conscientes de ello. Por cierto, no se pronuncia [naik], sino [niké].
- Alalá, la personificación del grito de guerra, también siempre presente en todas las batallas con dos finalidades básicas: en primer lugar, animar a los tuyos y liberar tensión; en segundo lugar, para atemorizar al contrincante pareciendo fieros y haciendo mucho ruido para que parezca que el ejército propio tiene más soldados de los que en realidad tiene. Este nombre tan particular viene del sonido que los propios griegos emitían cuando cargaban contra sus enemigos, el ulular, que otros muchos ejércitos han utilizado a lo largo de la historia. Vimos un ejemplo de cómo sonaba este grito en una escena de la película Lawrence de Arabia, la del ataque contra Aqaba, en la que los árabes protagonizaban una carga de caballería mientras emitían este grito (podéis verla en YouTube en los primeros segundos de este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=lChJz2DSpsE ).
A raíz de la relación entre Alalá y la presencia de esta costumbre a lo largo de la historia, vimos que conocíamos un montón de gritos de guerra de muchísimas épocas y culturas: los alumnos adivinaron algunas de las más conocidas:
Además, vimos cómo, incluso hoy en día, se siguen empleando estos gritos de guerra en ambientes mucho más pacíficos: es el caso de las hakas que representan los All Black (el equipo nacional de Rugby australiano) o los oé, oé, oé y otros cánticos de fútbol que sirven para animar al equipo propio. Por cierto, que también vimos que estos cánticos, tanto en su vertiente deportiva como en la vertiente guerrera, solían acompañarse de palmas o patadas al suelo para hacer más ruido e intimidar más, así como de gestos y movimientos que proporcionaban un aspecto más fiero a quienes lo interpretaban. Como ejemplo paradigmático, vimos una haka tradicional maorí y la similitud entre las caras que sus intérpretes ponen y algunas representaciones de Fobos: (https://www.youtube.com/watch?v=BI851yJUQQw )
Como recordaréis de la clase anterior, Ares tuvo una aventura amorosa con Afrodita, y de esta relación nacieron varios hijos: algunos, más relacionados con el mundo guerrero de su padre, como Deimos y Fobos (que, por cierto, son el nombre que los científicos pusieron a los dos satélites del planeta Marte), Enio o Adrestia (la venganza justa, a veces representada de la misma manera que Nemesis); otros, más relacionados con la vertiente amorosa de su madre, como Eros (el amor), Anteros (el desamor) o Himeros (el deseo), que aprendimos a diferenciar en función de sus representaciones en escultura y pintura.
Otra de las hijas de Ares y Afrodita fue Harmonía, a la que conocimos en la clase anterior a raíz de la actividad sobre los objetos que había creado Hefesto en su fragua. Efectivamente, ya vimos que cuando Hefesto descubrió a su esposa con Ares, planeó su venganza y, aunque al final dejó marchar a los amantes, profirió una maldición sobre los hijos engendrados por la pareja. Dicha maldición se hizo efectiva en la boda de Harmonía con Cadmo (con quien se casó como una forma de sellar un pacto de paz con el dios de la guerra tras el castigo recibido por había matado tiempo antes al dragón Ismenios, otro de los hijos de Ares): Hefesto fabricó un collar fantástico que conservaba la belleza y juventud a aquél a quién lo poseyera, pero en tan mágico objeto había escondida una maldición, y es que todos los que poseyeron la joya tuvieron un final desgraciado. Fue el caso de Semele, hija de Harmonía, que heredó el collar y que murió atravesada por los rayos de Zeus cuando éste se mostró ante ella (ver apuntes de la clase de Hera), también el de Yocasta, reina de Tebas que cometió suicidio al enterarse de que se había casado sin saberlo con su hijo Edipo. Cuando Edipo partió de Tebas tras haberse arrancado los ojos al conocer la verdad, dejó la ciudad al mando de sus dos hijos, pero uno de ellos se impuso sobre el otro. El hermano destronado, Polynices, abandonó Tebas con el collar heredado de su madre y se lo ofreció a Erífile, la reina de Argos, a cambio de que convenciera a su marido Anfiaro a partir a la guerra contra Tebas y recuperar así su trono. Anfiaro murió en dicha guerra, y su hijo Alcmeón le vengó matando a su madre por dejarse sobornar para enviar a su padre a la muerte…y Alcmeón también sufrió una muerte violenta por la disputa que suscitó el collar entre su esposa oficial, Arsínoe, y su amante, Calírroe. Fueron los hijos de Calírroe quienes heredaron el collar y, para evitar males mayores, lo dejaron en depósito en el templo de Delfos, donde permaneció hasta que fue robado por Failos, el tirano de la ciudad de Focis, quien se lo entregó a su amante. Poco después, el hijo de Failos prendía fuego a la casa con todos sus ocupantes dentro, y no se supo nunca más del collar de Armonía.
Además, Ares también tuvo otros muchos hijos, tal y como se puede comprobar en esta tabla:
Pero, de todos ellos, nos centramos en hablar sobre las Amazonas, el pueblo de mujeres guerreras que habitaban en la región de Tracia. La pervivencia de este mito en concreto, ha superado las barreras del tiempo y el espacio, pues no sólo comparten características comunes con otros personajes similares de otras mitologías, como es el caso de las Walkirias germánicas, sino que han sido la inspiración de obras contemporáneas de ficción: es el pueblo de la heroína de Marvel Wonder Woman y, tanto en el cómic, como en la película, tienen protagonismo algunas de las amazonas más importantes mencionadas por los autores griegos, como Hipólita, reina de las amazonas, Antiope o Menalide. De nuevo, sólo hace falta mirar a nuestro alrededor para ver que seguimos rodeados de mitología.
En la siguiente clase, veremos otro de los personajes que conocimos en la actividad de los inventos de Hefesto: Pélope, y cómo éste se casó con una de las nietas de Ares. Además, aprovecharemos que nos toca estudiar a la diosa Atenea para hacer una comparativa entre ella y Ares, para ver qué dos vertientes de la guerra representa cada uno y quién es más poderoso de los dos. Aprovecharemos también para ver los paralelismos que estos dioses tienen en otras mitologías, y los dos tipos de enfrentamientos bélicos que representan. ¿Quién vencerá: Ares o Atenea? Si queréis saberlo, no os perdáis la próxima clase. ¡Os esperamos!