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DIONISOS/BACO: EL DIOS DEL VINO

 

El sábado empezamos la clase con un repaso de algunos de los mitos que conocemos: jugamos una partida del juego de ¿quién soy yo?. Los alumnos pudieron repasar las características de diferentes lugares, mitos, objetos y personajes mitológicos que conocemos haciendo preguntas a sus compañeros para adivinar qué personaje les había tocado adivinar, de mitos e incluso culturas muy diferentes.

Después del juego-repaso comenzamos con la clase del día, que esta vez trataba del dios Dionisos. Este dios es conocido por muchos autores griegos como “el extranjero”, y muchos investigadores coinciden en afirmar que es porque el culto a este dios se introdujo en el ámbito griego en un momento posterior a la formación de su panteón, probablemente adoptando culto a un dios de la fertilidad o de la agricultura proveniente de la zona de Asia Menor; curiosamente, los restos arqueológicos más antiguos que atestiguan la producción de vino están en Armenia.

Dionisos siempre es representado con una copa de vino en las manos y con una corona de pámpanos y racimos de uvas. En ocasiones porta un báculo con una piña en la punta, símbolo de fertilidad, ya que una sola piña contiene una gran cantidad de semillas.

Hay dos versiones mitológicas acerca del nacimiento de este dios, con las que se le relacionó con el panteón griego: la primera cuenta que es hijo de Zeus y Sémele. La celosa Hera sembró la duda en Sémele acerca de la identidad de su amante, convenciéndole de que le pidiera que le demostrara que, efectivamente, era el rey de los dioses, mostrándose ante ella en su naturaleza divina. Así se lo pidió Sémele a Zeus, pero cuando éste se mostró en todo su esplendor, sus rayos fulminaron a Sémele, embarazada en esos momentos de Dionisos. Zeus recogió entonces el feto del pequeño dios y se lo implantó en el muslo, donde permaneció hasta llegado el momento del nacimiento.

Otras versiones del mito dicen que en realidad Dionisos era hijo de Perséfone (lo que evidencia aún más la relación entre el culto dionisiaco y los cultos agrícolas) y que, de niño, los titanes lo atrajeron hacia sí con juguetes para atraparlo y descuartizarlo. Pero Zeus rescató el pequeño corazón del niño y se lo dio a comer a Sémele, acto con el que quedó embarazada. Es por eso que a Dionisos se le conoce como “el nacido dos veces”.

Una vez nacido del muslo de Zeus, y para protegerlo de la ira de Hera, el dios se lo entregó a Ino, la hermana de Sémele, casada con Atamante, rey de Orcómeno, quienes vistieron al pequeño Dionisos de niña y lo criaron como si fuera mujer entre todas las mujeres del palacio, para ocultarlo de la vengativa diosa. Precisamente esto explica el carácter femenino de los cultos dionisiacos, donde las mujeres juegan un papel principal. Pero Hera descubrió el engaño, así que Zeus envió a Hermes a recoger al niño y ocultarlo en los montes, donde fue entregado a las Híades, quienes lo criaron hasta la edad adulta. Fue cuando vivía en el monte cuando Dionisos descubrió la vid e inventó el vino.

Pero el odio de Hera no se aplacó y, cuando por fin puedo enterarse de dónde estaba el dios, lo enloqueció. Entonces Dionisos emprendió, en su locura, una serie de viajes, vagando por todo el mundo y enseñando la vitivinicultura: viajó a Egipto, a Siria y de ahí a Frigia, donde conoció a la diosa Cibeles, que le curó de su locura y le enseñó el culto mistérico. De Frigia, el dios puso rumbo a Tracia, y desde allí partió a la India. Es precisamente por esta relación con India por lo que a veces se representa al dios montando un carro tirado por tigres o acompañado por leopardos.

En uno de sus viajes, Dionisos quería ir a Naxos a seguir difundiendo su culto y al llegar a puerto, pagó a unos navegantes para que le llevaran allí…pero resultó que los navegantes eran en realidad piratas que trataron de engañar al dios, ignorantes de su verdadera identidad, y llevarlo a Asia para venderlo como esclavo. Cuando Dionisos se percató del plan de los piratas, hizo que grandes parras crecieran por toda la cubierta y el velamen; los piratas, asustados, se tiraron por la borda y el dios los transformó en delfines. Por eso dice la leyenda que los delfines ayudan a los náufragos: porque son los piratas arrepentidos que expían sus delitos ayudando a los navegantes en apuros.

En el cortejo de Dionisos está compuesto por diferentes personas: en primer lugar, está Sileno, su tutor, medio humano medio cabra. Con el mismo aspecto que Sileno aunque más jóvenes están los sátiros, que en algunos textos dicen que son hijos de Sileno. En algunas representaciones, en lugar de criaturas mitad cabra, mitad hombre, los representan como mitad hombre y mitad caballo, aunque estas criaturas en realidad no tienen relación con los centauros, simplemente representan la naturaleza salvaje e indomable. También siguen al dios las ninfas ménades y, por supuesto, las bacantes, las mujeres humanas que practican el culto al dios.

Al ser un culto relacionado con el ciclo agrícola, las dos fiestas principales de Dionisos celebran, por un lado, la recolección y la vendimia (al igual que muchas fiestas celebradas hoy en día por todo el mediterráneo) y, por otro, la primavera y el renacimiento. En esta fiesta, muy similar a los carnavales actuales, las bacantes danzaban y entraban en éxtasis al son de la música.

Además, en las dionisiacas se implantó la costumbre de formar un coro que explicaba a la gente del pueblo los mitos de la religión griega, las aventuras de los héroes y semidioses y los avatares de los dioses. Poco a poco, estos coros evolucionaron y se incluyó en ellos un nuevo personaje que establecía un diálogo con el coro, aportando mayor dramatismo a la actuación. Con el tiempo, la temática se amplió a temas más humanos y prosaicos, dando lugar a la creación de la comedia. Además, los autores griegos más renombrados competían con sus historias, que empezaron a enriquecer añadiendo actores para representar obras cada vez más complejas: es el nacimiento del teatro.

Pudimos ver algunos ejemplos de coros griegos, así como constatar que incluso hoy en día el recurso teatral del coro sigue resultando efectivo, con la visualización de una escena de una película de Woody Allen, Poderosa Afrodita, en la que aparece un coro griego muy peculiar. Podéis ver los vídeos enlazados en: https://esascosasdelahistoria.wordpress.com/2017/04/02/dionisos-el-dios-del-vino/

Por último, vimos otro personaje muy conocido relacionado con el dios del vino: el rey Midas, monarca de Frigia. Un día Sileno se extravió y llegó hasta Frigia, donde Midas, consciente de que se trataba del mentor de Dionisos, lo acogió en su palacio y trató con todos los honores para luego ayudarlo a regresar junto al dios. Al devolverlo junto a Dionisos, éste le dijo que, como agradecimiento por haber tratado tan bien a Sileno, le concedía cualquier cosa que deseara, a lo que Midas contestó pidiéndole que todo lo que tocara se convirtiera en oro. El resto de la historia ya la conocemos: Midas, desesperado porque no podía ni comer ni beber, ya que toda la comida y bebida que tocaba se convertía en oro, así como sus sirvientes y seres cercanos, acudió de nuevo al dios a suplicarle que retirase el don que le había concedido; Dionisos le dijo entonces que fuera a bañarse a las aguas del río Pactolo, y así lo hizo el rey, tras lo que quedó curado de sus males. El río Pactolo era famoso en la antigüedad por el alto contenido aurífero de sus aguas: este mito explica por qué había tantas pepitas de oro en este río.

Además, durante la clase, los alumnos colorearon sus propias máscaras de teatro griego para poder practicar e inventar sus propios coros. ¡Mirad qué bien quedaron!

En la próxima clase veremos al dios Hermes, ¿qué papel jugó este dios en la mitología griega? Si queréis descubrirlo, ¡os esperamos!

 
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