¿Está reñida la amistad con las altas capacidades?

Las relaciones sociales son uno de los talones de aquiles de los niños y niñas de altas capacidades. Como siempre, hay quien se maneja con soltura en este campo y no muestra ningún problema. Bien por ellos. También debe haber por ahí premios Nobel con un extraordinario rendimiento deportivo, una pareja maravillosa, una familia para enmarcar y montones de amigos. Este post va para el resto.

La amistad dentro de las altas capacidades está marcada por la edad mental (no la cronológica), que es la que determina las expectativas que tienen sobre lo que es un amigo o una amiga. Esto, de lo que seguro que ya te habías dado cuenta, no lo decimos nosotros. Lo dice un estudio de Miraca Gross, que es una eminencia en estos asuntos. Lo escribe desde el otro lado del mundo (suponiendo que leas esto en España), pero los zagales y las zagalas de aquí no tienen nada que envidiarle a los de allí. Solo faltaba.

fraggle

Te lo contamos muy rápido. El niño (o la niña), con el paso de los años, va haciendo cada vez más compleja su noción de la amistad. De servirle para satisfacer sus propias necesidades a convertirse en un relación mucho más íntima y satisfactoria. Esto hace que busquen a sus iguales entre los que tienen la misma concepción de la amistad que ellos. Por eso, entre otras cosas, tienden también a juntarse con otros que estén en su misma situación o que se acerquen lo más posible. Vamos, que se arriman a sus iguales.

¿Cuáles son las fases de esta percepción de la amistad? Gross las resume en cinco, según la edad y la complejidad del concepto. De más temprana a más avanzada:

  1. Compañero de juegos.
  2. Compañero para charlar.
  3. Ayuda y ánimo.
  4. Intimidad/empatía.
  5. Refugio seguro: este último término lo ha sacado de una frase del Apocalipsis que dice que un amigo es un refugio seguro. Si te viene bien para sobrellevar el Apocalipsis, imagínate la fortaleza del vínculo.

Desde este enfoque, lo que buscan los niños de altas capacidades es a otra persona que tenga un concepto similar al suyo de la amistad (es decir, alguien con una edad mental similar). Curiosamente, estas diferencias se marcan más en los más pequeños y luego se van atenuando (hasta cierto punto).

La pregunta es: ¿y que podemos hacer? Pues aparte de intentar comprender cómo funcionan y se sienten, buscarles espacios de socialización donde puedan relacionarse entre iguales. ¿A ti qué se te ocurre?

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