ZEUS: EL DIOS DEL CIELO DESPEJADO, EL RAYO, EL RELÁMPAGO, EL TRUENO Y LA LUZ

 

En la clase del sábado estudiamos al rey de los dioses olímpicos: Zeus. Al igual que sus hermanos, tiene unas largas barbas y una cabellera rizada; como rey de los dioses, a Zeus se le suele representar sentado en un trono y con un cetro en la mano o cabalgando en su carro tirado por magníficos corceles. Otros atributos que tiene son un haz de rayos en la mano, un águila y una protección llamada égida, realizada con la piel de la cabra que le amamantó mientras su madre le ocultó de su padre Cronos. Al morir dicha cabra, Zeus pidió a Hefesto que le fabricara con su piel una protección, que en las representaciones más antiguas tiene forma de capa, y en las más modernas, de escudo. Cuando Perseo mató a la medusa, entregó su cabeza a Zeus, quien se la añadió a la égida, añadiendo así protección extra. En muchas ocasiones, la propia Atenea porta la Égida, prestada por su padre.1

Pero pudimos comprobar como Zeus no es el único dios del rayo/trueno en las mitologías universales: otros dioses del área próximo oriental como Marduk (Babilonia), Hadad (Mesopotamia) o Teshub (Hitita) comparten el título análogo al de Zeus con dioses de otras mitologías del mundo como Indra (hinduismo) o Thor (Sagas nórdicas).

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Vimos cómo las representaciones de todos estos dioses comparten rasgos comunes con el griego: largas melenas, barbas rizadas, haz de rayos en la mano, alguna protección, que suele ser un casco o algún arma (curiosamente, muchos de ellos el arma que portan es un hacha o un martillo) y un majestuoso carro sobre el que transportarse. Además, en muchas ocasiones, a estos dioses los acompaña alguna iconografía que los relaciona de algún modo con las cabras o el macho cabrío, como es el caso del carro de Thor, tirado por los machos cabríos Tanngrisnir y Tanngjóstr.

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Una de las historias más curiosas de la mitología de Zeus nos cuenta cómo luchó contra Tifón, que era tan alto que tocaba el cielo con la cabeza y que, si estiraba los brazos, tocaba los dos extremos del mundo con ellos. Tifón era un ser horrible, alado, con la mitad inferior del cuerpo formada por serpientes y que echaba llamaradas por los ojos. La batalla contra Zeus fue terrible y arrasó un montón de territorios, pues incluso llegaron a lanzarse montañas el uno al otro, explicando así por qué la tierra queda totalmente arrasada tras el paso de un tifón. Al final Zeus consiguió vencer a Tifón lanzándole encima el monte Etna. Por eso, cuando el Etna entra en erupción, se dice que es tifón, que desde debajo del monte lanza llamaradas por sus ojos, furioso por su derrota; además de las erupciones volcánicas del Etna, este mito también explica por qué en ocasiones, estas erupciones van acompañadas de tormentas de rayos: es Zeus lanzando rayos hacia Tifón para aplacarlo cuando lanza el fuego desde el interior del Etna.4

Pero Zeus no fue el único dios del rayo en luchar contra seres serpentiformes en las mitologías del mundo; algunos de los dioses que ya habíamos visto durante la clase también tuvieron sus luchas particulares contra serpientes/dragones:

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Después de ver los paralelismos de Zeus con otras deidades de diferentes culturas, pasamos a ver otro de los conflictos a los que el dios griego tuvo que enfrentarse durante su existencia: el castigo a Prometeo. Prometeo modeló a los hombres en barro y les insufló vida. Un día, en un sacrificio, para favorecer a la humanidad, separó en dos montones los restos del animal sacrificado: por un lado puso la carne, cubierta por las tripas del animal, y por el otro, los huesos, cubiertos por la grasa. Acto seguido, le dio a Zeus a elegir entre los dos montones, y éste, creyendo que el más suculento era el que tenía la grasa por fuera, lo eligió. Pero cuando se dio cuenta del engaño, entró en cólera y arrebató a los hombres el fuego como castigo, para que tuvieran que comer la carne cruda. Prometeo, viendo el sufrimiento de los hombres, que no podían cocinar los alimentos, calentarse o iluminarse en la oscuridad, aprovechó un descuido de Hefesto y le robó el fuego de su fragua, que entregó a los hombres. Como castigo, Zeus le envió al Tártaro, donde un águila le roería las entrañas día y noche. Además, para castigar a los hombres, los dioses crearon, también en barro, a Pandora, una humana a la que concedieron mil dones: belleza, inteligencia, y mucha, mucha curiosidad, y le entregaron una caja, advirtiéndole que jamás la abriera. Pero Pandora no pudo resistir la curiosidad y la abrió…

En este punto, difieren las versiones del mito: en unas se cuenta que la caja estaba llena de todos los males del mundo, y que al abrirla, Pandora los dejó escapar. Por eso, a partir de entonces, los hombres tendrían que afrontar todos esos males: dolor, enfermedad, cansancio…

Otras versiones dicen que lo que había en la caja eran todos los bienes del mundo, pero al abrir la caja, éstos escaparon y volvieron junto a los dioses. Todos menos uno: Pandora pudo cerrar la caja a tiempo de que el último bien no escapara, la esperanza. Por eso se dice que la esperanza es lo último que se pierde y que, por muchas desgracias que ocurran a los humanos, siempre les queda la esperanza.

Aprovechando el mito de Prometeo, vimos otras mitologías del mundo en las que los humanos también fueron creados moldeados en barro por diferentes divinidades: las mitologías egipcia, china o mesopotámica hablan de este modo de creación de los humanos, a las que hay que sumar la historia que cuenta la tribu norteamericana de los Potawatomi, en la que el Hacedor del Mundo hizo tres intentos de crear al hombre a partir de una figura de arcilla: en el primero, sacó demasiado pronto la figura del horno, y quedó blanca. En el segundo, se durmió y se quemó, y quedó negra. En el tercer intento, por fin, la sacó a tiempo, y salió roja: es la explicación a por qué hay hombres con la piel blanca, negra y roja.

También aprovechamos para ver cómo una de las mitologías de creación de hombres en barro, concretamente la mesopotámica, ha evolucionado en la actualidad. Este mito pasó a estar en desuso, y sólo era conocido por los académicos que estudiaban la cultura mesopotámica; pero en los años 70 un hombre, sin ningún tipo de estudios en la materia y sin conocer la lengua en la que estaban escritas las tablillas que contaban este mito, escribió un libro diciendo que las había traducido (mal traducidas, por supuesto, tal y como era de esperar de alguien que no conocía el idioma) e incluso inventándose tablillas que no existían. En este libro decía que la mitología mesopotámica en realidad no contaba que los dioses crearon a los hombres modelándolos en barro, sino que fue una civilización extraterreste muy avanzada quién los creó, a partir de ingeniería genética. Mucha gente pasó a creerse lo que este señor contaba en su libro, y a estas historias, además, se le han unido diferentes mitologías creadas por los seguidores de este tipo de teorías, según las cuáles estos alienígenas crearon las pirámides de Egipto y por éso sus piedras están perfectamente cortadas y encajan unas con otras con una precisión absoluta, imposible de alcanzar ni siquiera para el hombre actual, ya que fueron cortadas a láser ultra-avanzado extraterrestre, o que construyeron un mecanismo para ocultar la Atlántida, llegando incluso a mezclar la Atlántida con Atlante y diciendo que, al igual que Atlante, que sujetaba el mundo, pero fuera de él, los que vivían en la Atlántida, eran también extraterrestres y muy altos, además de guapísimos, rubísimos y con ojos clarísimos (curiosamente, un ideal de belleza nada próximo-oriental y nada propio de la época mesopotámica o de la edad del bronce griega, sino muy propio de la cultura occidental de la época en la que este señor escribió su libro plagado de fantasías). Como ya vimos en clases anteriores, la Antártida no es sino la explicación a la explosión de la isla de Santorini (llamada Thera en la antigüedad). En cuanto a las pirámides, sólo hay que estar ante ellas para darse cuenta de que, ni las piedras tienen cortes perfectos, ni encajan con precisión absoluta unas con otras, teniendo en muchísimas ocasiones grandes huecos entre ellas, gracias a las que los arqueólogos han podido introducir cámaras de vídeo en el interior de las pirámides con las que ayudarse en sus investigaciones. Si fuera cierto que las realizó una civilización extraterrestre con tecnología superior, está claro que era una civilización muy chapucera… J Conclusión: no hay que creerse todo lo que le cuentan a uno, sino que hay que comprobarlo siempre, acudiendo a los expertos y profesionales y comprobándolo uno mismo con sus propios ojos.

Pero retomando la figura de Zeus, este dios también provocó el diluvio universal, cuando se hartó de que los humanos fueran desobedientes. Prometeo lo predijo y avisó a su hijo, Deucalión, para que construyera un arca (un cajón/arcón) para meterse con su mujer en ella y poder de este modo sobrevivir a las lluvias. Una historia similar nos cuenta la Epopeya de Gilgamesh, una historia mesopotámica en la que Utnapishtm es advertido de que los dioses van a enviar un diluvio porque los humanos se han vuelto muy ruidosos, y construye un arca donde mete una pareja de animales de cada especie para salvarse todos de las lluvias torrenciales. torrenciales

Para terminar, y como la lista de hijos de Zeus es interminable, hablamos de algunas de sus hijas más famosas, aunque pudimos comprobar que tuvo muchísimos descendientes más:

más

Con la titánide Temis tuvo a las Horas, Eirene (Paz), Eunomia (Disciplina) y Dice (Justicia), que son una adaptación de antiguos cultos a las deidades/espíritus de las estaciones, y a las Moiras (las Parcas en la mitología romana), Átropo, Cloto y Láquesis, que eran las responsables de hilar, enrollar y cortar el hilo de la vida de los humanos, respectivamente.

respectivamente

Con Euríome, la hija de Océano, tuvo a las tres Gracias, la representación de los espíritus de la vegetación y del bosque, cuyos nombres son Áglae, Eufrosine y Talía.

Con la titánide Mnemósine tuvo a las Musas, las responsables de inspirar palabras sabias a los reyes, y de amenizar las fiestas de los dioses: Clío (musa de la historia, con su rollo de papiro), Euterpe (musa de la flauta, con su flauta doble), Talía (musa de la comedia, con su máscara sonriente), Melpómene (musa de la tragedia, con su máscara triste),Terpsícore (musa de la danza y la poesía, con su arpa), Erato (musa de la lírica coral, con su lira), Polimnia (musa de la pantomima, siempre meditativa, apoyada en un pedestal), Urania (musa de la astronomía, con su compás) y Calíope (musa de la épica, sosteniendo un poema épico).

Además, durante la clase, los alumnos siguieron dibujando tarjetas para el juego de creación de mitos que haremos el último día del curso: mirad qué bien han quedado algunos de ellos:

de ellos

Por último, hicimos un repaso de todos los personajes y mitos aprendidos durante el curso, jugando a adivinar quién estaba representado en diferentes imágenes de cuadros, dibujos, esculturas y representaciones artísticas. ¡Fue muy divertido!

En la próxima clase, veremos qué cosas aprendemos acerca de Hefesto, continuaremos dibujando tarjetas y, si nos da tiempo, jugaremos otro rato a adivinar personajes y mitos. ¿Qué dioses nuevos tendremos que identificar? … si queréis saberlo, ¡os esperamos el próximo día 25!