Sexta clase

En la clase del sábado hicimos hincapié en el papel de las historias mitológicas como medio de explicar cosas que los antiguos no entendían, por no tener todavía los conocimientos científicos necesarios: las leyendas no son sólo historias bonitas, sino que pretenden explicar cosas que ocurren, sucesos de la naturaleza o, incluso, manipular la realidad para que una persona de carne y hueso parezca más importante, haciéndola parecer un dios o un héroe, o para justificar la superioridad/inferioridad de un territorio con respecto al otro, sobre todo en caso de guerra o conquista por la fuerza.

Además, aprendimos cómo evolucionaron las leyendas y la mitología desde sus orígenes, cuando se transmitían de boca en boca, antes de ser puestas por escrito muchos siglos después por autores como Homero. Comprobamos cómo puede variar una historia cuando se cuenta varias veces a distintas personas y cómo las palabras que no se conocen, los lugares extraños o las situaciones que, por tener diferentes costumbres, no forman parte de nuestra vida cotidiana, terminan transformándose dentro de las historias y, muchas veces, desapareciendo. Y si una historia que sólo ha pasado por cinco personas puede cambiar de una forma tan radical, imaginemos lo que pudo llegar a los oídos de Homero después de varios siglos de tradición oral de estas historias. Ésto hace que, según el autor que se consulte, sea habitual que existan varias versiones de una misma leyenda, en las que en ocasiones ocurren cosas diferentes, o diversos personajes se funden en uno solo o se transforman en dos personajes distintos.

En relación con ésto, también vimos cómo los errores y cambios no sólo se transmitían cuando estas historias se contaban de manera oral, sino que también se generaban una vez que los mitos estaban por escrito. Como ejemplo paradigmático, analizamos el caso del famosísimo caballo de Troya. Los textos en griego hablan, en efecto, de un hippos de madera, abandonado en la playa, donde se escondieron los soldados que pretendían entrar en Troya. Los monjes medievales, que fueron quienes tradujeron estas historias del griego, tradujeron el término griego como “caballo”, pero desconocían por completo que hippos, además de “caballo”, se refería en griego a un tipo de embarcación muy utilizada en todo el Mediterráneo para el transporte rápido en aguas poco profundas, y que dicha embarcación se conocía por ese nombre porque en su proa siembre llevaba tallado un caballo. Es decir, los troyanos, en realidad, lo que vieron abandonado en su playa no fue un caballo de madera, sino un barco de madera (por éso no se extrañaron ni les pareció nada raro, y lo metieron tranquilamente en su ciudad). Pero esa mala traducción medieval, fruto del desconocimiento en aquellos momentos sobre las diferentes clases de embarcaciones antiguas, ha llegado hasta nuestros días, e incluso documentales, películas y libros, aparentemente “serios”, siguen retratando un enorme caballo de madera cuando se refieren a este capítulo, en lugar del barco que en realidad fue.

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Después, comenzamos con el análisis de la figura de Hera –Juno en época romana–, con su papel como madre y esposa y sus atributos:

  • La corona, el cetro y el trono, como reina de los dioses y esposa de Zeus.
  • El velo, atributo de las mujeres casadas, especialmente en las representaciones de esta diosa a partir de época romana.
  • El pavo real, por su fiel sirviente, Argos Panoptes (lo veremos en detalle más adelante).
  • La granada, la fruta de la fertilidad, debido a que en su interior guarda innumerables semillas.

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Hera tuvo varios hijos con Zeus, y vimos imágenes de los mismos para aprender a reconocerlos según las iconografías asociadas a éstos:

  • Ares, dios de la guerra, con su casco y su espada.
  • Eris, la diosa de la discordia, con sus alas. eris
  • Enio que, según algunas versiones es otra hija de Hera, aunque Homero dice que Enio y Eris son la misma persona (y aquí volvemos a toparnos con las consecuencias de tener que lidiar con diferentes versiones de la historia gracias a la larga tradición oral de los mitos).

 

  • Hebe, diosa de la juventud, que servía el néctar a los dioses, con su jarra y su copa.

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  • Ilitía, protectora de los nacimientos y de las comadronas, abrazando a dos bebés.ilitia

También aprendimos que Hera tuvo otro hijo, al margen de su matrimonio con Zeus: Hefesto, concebido sin intervención de ninguna otra persona por su madre, como respuesta a la gestación por parte de Zeus de Atenea, que emergió directamente de la cabeza de su padre. Hefesto, con su yunque y su martillo, es el dios protector de la fragua y de los herreros, era cojo y tenía la piel deforme. Y en este personaje vemos muy claramente cómo muchas veces los antiguos explicaban, a través de historias mitológicas, fenómenos que no entendían, dado que la ciencia no estaba tan avanzada como lo está hoy en día: hoy sabemos que los herreros antiguos empleaban arsénico para endurecer y poder trabajar mejor el hierro, y que era relativamente habitual que terminaran sufriendo intoxicaciones por esta sustancia: la arsenicosis, en efecto, tiene como efectos secundarios graves deformaciones en la piel, incluida la de las palmas de las manos y las plantas de los pies, lo que hacía que muchos herreros en la antigüedad andaran con cojera, dado el dolor y las deformaciones que tenían en los pies. Como los antiguos no sabían que esos síntomas eran debidos al empleo de arsénico en las fraguas, trataron de darle explicación al terrible aspecto de algunos herreros enfermos de arsenicosis a partir de la historia de Hefesto.

También vimos otro ejemplo claro de que una misma mitología o personaje puede tener diferentes versiones: es el caso de Dionisos, hijo de Sémele y Zeus. Algunas versiones dicen que Hera envió a los Titanes a matarlo y descuartizarlo, pero que Atenea (o, según otras versiones, Rea o Deméter) recuperó el corazón y se lo llevó a Zeus, quien se lo hizo comer a Sémele que, con este gesto, volvió a quedarse embarazada; es por éso que a este niño, nacido dos veces, se le llamó “Dionisos” (el nacido dos veces). Sin embargo, otras versiones dicen que Hera convenció a Sémele, cuando estaba embarazada, de que le pidiera a Zeus que le mostrara su verdadera forma divina. Ésta se lo pidió, pero cuando Zeus se reveló en su auténtica forma, Sémele murió aniquilada por los rayos del dios, ya que su frágil naturaleza mortal no pudo resistir estar en presencia del dios en todo su esplendor. Entonces Zeus recogió el feto de Dionisos y se lo implantó en el muslo, de donde nacería después.

La mitología está plagada de pequeñas historias que tratan de dar explicación a diversos fenómenos naturales cuyas causas reales se desconocían entonces, y pudimos ver varios ejemplos en clase de algunas de esas pequeñas historias, asociadas a algunos capítulos ocurridos entre Hera y las amantes de Zeus, y lo que pretendían explicar:

  • El odio que Hera sentía por Hércules, hijo de Alcmena y Zeus, provocó que, cuando Zeus le llevó al niño envuelto en sábanas para que Hera lo amamantara, Hera lo reconociera y lo apartara de golpe de su pecho, salpicando así todo el firmamento de un reguero de leche que, incluso hoy en día, seguimos llamando Vía Láctea, a pesar de que actualmente sí sabemos que no está formada por gotas de leche. Además, aprovechamos la figura de Hércules para confirmar lo que ya habíamos visto en la clase anterior: muchos héroes mitológicos tienen rasgos comunes, y Hércules, como otros tantos, también tendrá algún episodio en el que se enfrentará a serpientes o anfibios monstruosos (como cuando Hera le envía unas serpientes a la cuna para que lo maten, o como cuando, ya de adulto, se enfrenta a la Hidra).
  • Eco, castigada por tratar de distraer a Hera para que no se percatara de que Zeus la estaba engañando, cargó con la maldición de sólo poder decir las palabras que previamente habían dicho los demás (en algunas versiones, todas las palabras, en otras versiones, sólo las últimas). Como es obvio, esta historia pretende explicar el por qué del fenómeno del eco.
  • Ío: convertida por Zeus en vaca para que Hera no sospechara que era su amante; aun así, Hera sospechó, por lo que envió a Argos Panoptes (“el de todos los ojos”) a vigilarla. Zeus entonces pidió a Hermes que matara al vigilante para que su amante pudiera escapar, así que éste fue a Argos y tras conseguir que se durmiera y cerrara todos sus ojos (en algunas versiones le duerme tocándole la flauta, en otras versiones lo hace hablándole hasta dormirle), le dio muerte. Como agradecimiento por los servicios prestados, Hera ordenó que sus múltiples ojos se conservaran para siempre en las colas de los pavos reales. Este mito pretende explicar por qué los pavos reales tienen esos llamativos dibujos en sus colas. Además, también vimos que después de esto, Hera envió un tábano a picar a Ío, que todavía conservaba la forma de vaca, y que saliera corriendo lejos de Zeus: el primer lugar por el que pasó corriendo fue el conocido hoy como Golfo Jónico (Ionico=de Io), para después cruzar el Bósforo por el punto que, todavía hoy, es conocido por los lugareños como “paso de la vaca”, en honor a esta historia: aunque hoy en día los mitos ya hayan desaparecido o la mayoría de la gente no los conozca, seguimos empleando términos y nombres asociados a la mitología, sin plantearnos siquiera el origen de dichos términos.

En la próxima clase veremos la historia de otra de las amantes de Zeus, y de la terrible venganza que Hera vertió sobre ella. De esta historia, derivarán algunos personajes mitológicos muy importantes en la Edad Media y que, aún hoy, tienen gran importancia en las historias, tanto literarias, como cinematográficas. Además, veremos qué pasó en el capítulo del juicio de Paris, y qué famoso personaje de un cuento popular está basado en este episodio. Por último, estudiaremos a otro de los dioses de la primera generación: Poseidón/Neptuno, el dios del mar. Si queréis seguir aprendiendo curiosidades sobre la mitología y cómo hoy en día sigue formando parte de nuestra cultura, ¡no os lo perdáis!

Nos vemos después de las fiestas, ¡Feliz Navidad!